Cómo evitar un embrollo en las redes sociales


Estas son algunas cosas que puedes hacer para evitar peligros y usar las redes sociales con prudencia.

Imagina que aprietas un tubo de pasta de dientes y sacas toda la pasta afuera. (Si tienes hermanos menores o eras un niño curioso, tal vez no lo tengas que imaginar). Podrías enrollar el tubo con cuidado o tal vez agarrarlo y apretarlo sin miramientos, pero una vez que la pasta de dientes está fuera, es extremadamente difícil (quizás imposible) volver a meterla.

Ese desastre de pasta de dientes pegajosa es como la información que compartes en tus dispositivos tecnológicos. Una vez que la envías, publicas o compartes, tus palabras o imágenes han salido al exterior, y no hay manera de retirarlas.

Por eso es tan importante ser prudente y reflexivo en cuanto a todo lo que se pone allí. Los mensajes sexuales (“sexting”), el ciberacoso o compartir demasiada información puede tener consecuencias desastrosas en nuestro bienestar físico, emocional y espiritual; pero eso no significa que toda la tecnología sea mala o que debamos tenerle miedo. Esparcir pasta de dientes por todo el cuarto de baño es una mala idea, pero eso no significa que debas tirarla y dejar de cepillarte los dientes para siempre. Tanto con la pasta de dientes como con la tecnología, todo depende de cómo la uses.

Estas son algunas cosas que puedes hacer para evitar peligros y usar las redes sociales con prudencia.

1. Recuerda que tu vida real está fuera del teléfono.


Limita el tiempo que dedicas a mirar una pantalla. Tienes una vida maravillosa en un mundo asombroso, fuera del teléfono, y con demasiados mensajes, juegos y redes sociales, ¡corres el peligro de perdértela! Céntrate más en experiencias compartidas que en publicaciones compartidas. Trata de hablar en vez de enviar mensajes de texto.

Hay estudios que demuestran que las redes sociales y los mensajes de texto pueden ser adictivos, ¡incluso más que beber y fumar! ¡Qué locura!, ¿verdad? Tal vez no tengas una completa adicción a las redes sociales, pero puede que las redes sociales te controlen más de lo que crees si:
Sacas el teléfono cada vez que tienes las manos libres.
Te pones de mal humor cuando no ves notificaciones o mensajes nuevos.
Usas las redes sociales para olvidar tus problemas personales.
Usas tanto las redes sociales, que ello repercute negativamente en tus tareas escolares, relaciones o trabajo.
Te inquietas o agitas cuando no puedes usar las redes sociales o el teléfono.
Quizás haya llegado el momento de centrarse en establecer conexiones en el mundo fuera del teléfono.

2. Busca conexión, no atención.


Todos anhelamos aceptación y pertenencia; eso es normal. Podemos satisfacer esas necesidades con una interacción genuina, pero muchos de nosotros cometemos el error de pensar que recibir toda la atención que nos sea posible satisfará esas necesidades. Cada vez que estés pensando en publicar o compartir algo, pregúntate si estás tratando de conectar y elevar o de obtener atención y validación. Claro, si compartes contenido jactancioso, impactante o sexual puedes llamar mucho la atención y te puede hacer sentir importante o deseable.

Sin embargo, ese tipo de atención es frívola, en el mejor de los casos. De hecho, buscar constantemente la atención y validación de los demás debilitará tu sentido de identidad y confianza. La confianza verdadera y duradera solo se obtiene al profundizar tu comprensión de tu relación con Dios.


3. Ten presente a tu yo del futuro y a tus futuros empleadores.


¿Recuerdas la pasta de dientes? Una vez que publicas o envías algo, sale al exterior. Ya no tienes el control sobre quién más podría verlo o compartirlo. Todo lo que publicas es permanente (incluso si lo eliminas), se puede copiar y buscar. Recuerda, siempre hay una posibilidad de que futuros empleadores, familiares, amigos, enemigos y desconocidos lo vean. Quizás eso no te importe ahora, pero ¿y en unos 5 o 10 años? ¿Le causarías una buena impresión a un futuro empleador por tus páginas de redes sociales? ¿Querrías que tu futuro cónyuge o hijos vieran tus publicaciones o mensajes?

4. Comprueba tu estado de ánimo.


No publiques cuando estés de mal humor. Puede ser difícil pensar con claridad o tomar buenas decisiones cuando estás triste, enojado o molesto. Todos hemos dicho (o escrito) cosas que normalmente no diríamos o hemos publicado algo de lo que nos hemos arrepentido más tarde. Así que antes de responder, publicar o comentar, comprueba tu estado de ánimo.

5. Sé amable con todos…


El mandamiento del Salvador de hacer bien a todos, incluso a aquellos que no son amables contigo (véase Mateo 5:44); también cuenta en línea. Sé respetuoso siempre, incluso (y quizás especialmente) cuando estés hablando de algo polémico.

“Sobre el tema del diálogo público, todos debemos seguir las enseñanzas del Evangelio de amar a nuestro prójimo y evitar la contención”, dijo el presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia. “Los seguidores de Cristo deben ser ejemplos de civismo […]. Aunque podamos estar en desacuerdo, no es apropiado ser desagradables. Nuestra postura y comunicaciones relacionadas con temas polémicos no deben ser contenciosas”.

Seguir a Cristo significa seguir Su ejemplo tanto fuera de línea como en línea.


6. Pero confía en muy pocos.


Puedes ser amable con todos sin confiar en todos. No todo lo que está en línea es verdad y no todo el mundo es quien
dice que es. Evita hablar con personas que no conozcas y nunca envíes tus fotos o información a alguien que no conozcas. Para mantenerte a salvo, también puedes:
Verificar tu configuración de privacidad y asegurarte de que no estás publicando información personal públicamente.
Desactivar los servicios de ubicación en las aplicaciones de redes sociales.
Solamente aceptar solicitudes de amistad o seguimiento de personas que conozcas.


Todo depende de cómo la uses.

A medida que la tecnología avanza, es como si una puerta gigante se abriera más y más, lo cual nos permite compartir y recibir más y más, tanto lo bueno como lo malo. Sin embargo, como enseñó el presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, la tecnología también nos puede ayudar a ser “una influencia positiva en la Iglesia y en el mundo […]. Asegúr[ate] de que las decisiones que tome[s] con respecto al uso de los nuevos medios de comunicación ensanchen [t]u mente, aumenten [t]us oportunidades y nutran [t]u alma”.

Todo depende de cómo la uses.

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